
Se incorporó en tu nacimiento y aún bendiciendo tus risas te desarropó en las noches oscuras, te indicaba los atajos cuando estaba de buenas pero se reía de ti cuando más lo necesitabas...
Su belleza se transformaba en parte de tu encanto y tus palabras se enriquecían de sus murmullos... pero te atravesaba el alma confundiendo y jugando con tu sufrimiento cuando la noche llegaba.
Era tu sombra. El ángel que nos acompaña a todos y que posee una fuerza completa y divina pero también acarrea con toda nuestra toxicidad. La inferioridad que no asumimos, nos la tira, nos la devuelve una y otra vez... al mismo tiempo que nos inunda con su superioridad.
Nuestra sombra se compone de la superioridad que no es nuestra y de la inferioridad que si lo es.
Nuestro yo consciente simplemente es la diana de nuestra sombra.
Carmen, ya nos tenías esperando mucho tiempo tus textos mágicos, que dicen y no dicen. Hay que adivinar; ahí reside tu embrujo.
¿O es que lo veo así, porque estoy en casa con unas décimas...? :-)))
Un beso
jejeje Concha a ver si ha sido mi post el que te ha causado la fiebre!!! :D y ya sé, no soy yo muy constante en esto de hacer post... es que ando también concentrailla en otras cosas... ;)
Un beso!!!
Mucho tiempo? Muchísimo. Creía que tu sombra te había engullido!!! Un beso.
Gracias por volver, te echaba de menos.
Es una reflexión muy profunda.
La sombra que contiene esos componentes de superioridad es alargada y pesada; y mengua, hasta casi extinguirse, con la inferioridad que nos pertenece. El equilibrio estará cuando nos ilumine la luz justa que iguale nuestra sombra con nuestra verdadera estatura.
Un beso.
Y la sombra huye, temerosa, cuando permitimos que la Luz se haga presente.
Besos!
JORDI
Jeje :D aquí sigo a la sombra para no derretirme... jajaja UN BESO!!!
TERESA
Te explicas con una sensibilidad muy especial, te doy las gracias por tu comentario y tu cariño... estoy encantada de poder contar con gente como tú. UN BESO!!!
MARTA
Toda luz es amor, gracias por iluminar el blog. BESOS!!!
Creo que tenemos un "yo primitivo" que nos rescata cuando nos creemos perdidos. Está junto a nosotros en los duelos, por ejemplo. Creemos que moriremos de dolor, y resulta que no. ¿Por qué no, si ese dolor voltearía a un caballo? Porque nuestro Yo Primitivo acudió en nuestra ayuda.
Es difícil de explicar, pero creo profundamente en eso.
Nuestra historia y nuestros mitos hablan de ese Yo primitivo... por ejemplo el Genius: dios al que viene confiada la tutela de cada hombre en el momento de su nacimiento y también La Daena que es el arquetipo celeste a cuya semejanza el individuo ha sido creado y, al mismo tiempo, el testigo mudo que nos espía y acompaña en cada instante de nuestra vida.
Gilda lo de Arcángel le pega a esta entrada... :D jeje
Placer mezclado con espanto, hombre y mujer entrelazados, lo más sagrado junto a lo más horrible, la culpa más negra palpitando bajo la más tierna inocencia: así era mi sueño de amor, así era también Abraxas... eran las dos cosas, esas dos cosas y muchas más: ángel y demonio, hombre y mujer, hombre y animal, bien supremo y hondo mal. Pensé que estaba predestinado a vivir aquello, que mi destino era probarlo. Sentía deseos y miedos; pero siempre lo tenia presente, dominante.
Extraído de "Demian" de H. Hesse.
Me atrevo a continuación a dejarte esta dirección de una entrada de mi blog, desde otro punto de visto - o quizá no tan distinto- hablá de La sombra, la mía.
http://camyhita.blogspot.com/2008/12/juntas.html
un beso y perdona
Camy he leído tu post, y me ha gustado mucho, lo recomiendo a la gente que pase por aquí, es este:
Juntas
Me agrada que sepas hablar e incluso escuchar a tu sombra... ahí se ve tu buena sombra ;)
Aunque tu escrito es más poético y bonito me ha recordado a Adler.