Tratamos de imponer orden en nuestro pequeño mundo (aquel que cada uno de nosotros abarca con su ego) y al hacerlo nos sentimos “señores de nuestro mundo”, legitimados para “cobrar nuestro salario”... con ello generamos dos tipos de destrucción: la que realizamos al ordenar-crear-manipular nuestro entorno... buscando “ser” en el mundo, y la otra al recibir el premio esperado por nuestra labor: recibiendo del entorno para nuestro deleite aquello que tiene que ver con nuestro deseo y que creemos merecer y por lo tanto “servirnos de él”.
Ni nuestro trabajo ni nuestras satisfacciones son aquello que nos hace creadores, aquello que “sirve” y son el fruto y disfruto que otorgamos al universo… más bien son el camino vejado que hemos transitado, son las hojas en el suelo que nuestro cuchillo ha arrancado cuando pasábamos a través del bosque...
Nuestro aporte de creatividad es otro, proviene de nuestros genes… y consiste en la capacidad de crearnos como organismo: entregando nuestros desechos al universo... cada vez que eliminamos algo de nuestro organismo, ya sea en forma física o mental, todo aquello que damos por no-productivo... es aquello que “creamos para” el universo...
Cuando al pasar a través del bosque lo inundamos con nuestro calor y nuestra vibración (desechos de nuestro sistema que dan información al entorno de lo que somos) le sumamos energía que antes no tenía y con ella el entorno obtiene complejidad… es cuando nuestro “ser” enriquece lo que toca y se convierte en co-creador de la realidad.
Si nos diéramos cuenta invertiríamos la dinámica, minimizando aquello que destruimos para servimos y aumentando aquello que “somos” y que es nuestra verdadera huella: la plasmación de nuestro ser en la realidad que surge cada vez que respiramos, deteniéndonos y dándonos, haciendo el amor con el entorno… fertilizando el universo.
Ni nuestro trabajo ni nuestras satisfacciones son aquello que nos hace creadores, aquello que “sirve” y son el fruto y disfruto que otorgamos al universo… más bien son el camino vejado que hemos transitado, son las hojas en el suelo que nuestro cuchillo ha arrancado cuando pasábamos a través del bosque...
Nuestro aporte de creatividad es otro, proviene de nuestros genes… y consiste en la capacidad de crearnos como organismo: entregando nuestros desechos al universo... cada vez que eliminamos algo de nuestro organismo, ya sea en forma física o mental, todo aquello que damos por no-productivo... es aquello que “creamos para” el universo...
Cuando al pasar a través del bosque lo inundamos con nuestro calor y nuestra vibración (desechos de nuestro sistema que dan información al entorno de lo que somos) le sumamos energía que antes no tenía y con ella el entorno obtiene complejidad… es cuando nuestro “ser” enriquece lo que toca y se convierte en co-creador de la realidad.
Si nos diéramos cuenta invertiríamos la dinámica, minimizando aquello que destruimos para servimos y aumentando aquello que “somos” y que es nuestra verdadera huella: la plasmación de nuestro ser en la realidad que surge cada vez que respiramos, deteniéndonos y dándonos, haciendo el amor con el entorno… fertilizando el universo.
Querida amiga,
creo que has penetrado en uno de los grandes misterios, el misterio de la creación. Y lo has explicado con excelente claridad. No es fácil hacerlo. Muchas veces he reflexionado sobre este asunto, la creatividad humana, y sigue siendo aún un enigma pendiente para mí.
Coincido contigo en que la creación es quizá lo único de valor en el ser humano, y no es poco, porque para crear es necesario llegar a ser, y eso es... todo.
Me parece que la creación humana nos hace partícipe del poder de creación de los dioses, lo que tampoco es poca cosa.
Creo que un auténtico creador se asemeja a un dios, y colabora con ellos en el perfeccionamiento del Universo.
El creador empieza a Ser, y llegar a Ser es nuestra mayor y más legítima meta como seres humanos.
Agradezco a tu calidad humana el haber planteado este asunto en el que sin duda has penetrado con gran sabiduría. Pocas personas pueden hacerlo, y muchas menos podemos comprender su esencia.
Un abrazo.
Para ello debemos olvidar lo que creemos ser en el mundo, y ser capaces de vislumbrar la creatividad que nos hace a nosotros mismos y que a la vez configura el universo al que pertenecemos. Descubrir que somos parte del infinito cuerpo de la creación, en continua transformación, de la que somos partícipes. Lo que damos, lo que somos, tú eres consciente de ello, fertilizas el universo con la profundidad de tus reflexiones por ello nuestro entorno es más puro. No sé si alcanzo a descifrar la riqueza de tus palabras, pero me sirven de luz lo que soy y en lo que entrego.
Un abrazo
Teresa
Bufff. Gran tema de debate. Yo, en este mundo que vivimos, siempre he creído ser una cosa pequeñita. La verdad es que todo es un misterio para mí. Cada vez estás más filósofa, CARMEN. Me gusta lo que escribes. Un beso.
Bona entrada per conversar durant hores. I bon bloc! :-)
acabo de conèixer el teu blog i m'eh quedat embadalida.... continuaré per aquí, perquè m'agrada, i ajuda, i em fa sentir molt bé.
fins dissabte!
Hola, Carmen. Me ha gustado mucho tu blog, especialmente tu entrada sobre la luna. Voy a ponerme con lo del Haiku a ver que tal me sale. Saludos. Borgo.
minimizar lo que destruimos, augmentar lo que somos.
Precioso.
un abrazo!!!
Muchas gracias a todos, es todo un lujo vuestros comentarios... Abraxas y Maria Teresa están geniales y los demás encantadores... GRACIAS!!!
maravilloso simplemente maravillos haste estoy pensando en aplicarlo en mi sermon de domingo que te parece me das permiso????????????????