Era un lugar indecente y en cada casa colgaba un cartel que decía: Esta Casa es Decente. Pero las criaturas de la noche lo arrancaban cuando la gente dormía.
Era Anselmo poca cosa pero tenía un sol pegado a sus narices... era brillante y ningún ser veía la oscuridad de su fondo. En cambio Lucía no tenía color en sus mejillas y nadie comprendía la luz que desprendían sus dulces ojos.
Era de día y el sol molestaba cuando Lucía comenzó a sentirse mal y quiso abandonar el local de paredes blancas, al abrir la puerta se encontró con Anselmo.
Una tarde el sol se apartó de la nariz de Anselmo y emergió la luna que iluminó la cara de Lucía, se pudieron ver en ella unos bellos rasgos, antes ocultos, y ahora claros y expresivos.
Desde entonces Lucía comenzó a andar y Anselmo se quedó esperando un sol que ya nunca más se posó en su nariz.
Era Anselmo poca cosa pero tenía un sol pegado a sus narices... era brillante y ningún ser veía la oscuridad de su fondo. En cambio Lucía no tenía color en sus mejillas y nadie comprendía la luz que desprendían sus dulces ojos.
Era de día y el sol molestaba cuando Lucía comenzó a sentirse mal y quiso abandonar el local de paredes blancas, al abrir la puerta se encontró con Anselmo.
Él la cogió del brazo y ella se dejó llevar.
En el lugar, los vecinos murmuraban sobre la mala elección de Anselmo.
Una tarde el sol se apartó de la nariz de Anselmo y emergió la luna que iluminó la cara de Lucía, se pudieron ver en ella unos bellos rasgos, antes ocultos, y ahora claros y expresivos.
Desde entonces Lucía comenzó a andar y Anselmo se quedó esperando un sol que ya nunca más se posó en su nariz.
Y empezó la vida para Lucía.
Me gustó.
Besos.
Gracias torosalvaje por tu comentario. Besos.
:)